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martes, 27 de noviembre de 2012

Los 4 mundos

Antes que nada me gustaría explicar por qué voy a hablar de chamanes.

La razón es que el chamanismo busca la parte práctica de lo transpersonal, principalmente para sanar. Para otras corrientes espirituales la aplicación práctica es un obstáculo, para los chamanes es la meta. El séptimo principio de la Huna, aunque no es originariamente chamánico, dice que la eficacia es la medida de la verdad. Los neochamanes incluso utilizan mindmachines para inducir el viaje chamánico. A mí me gusta lo práctico.

Acabo de leer una de las descripciones más claras, para mi pobre mente secuencial, de lo que pueden ser los "mundos" o estados alterados de consciencia, a los que llegan algunas personas. Lo contaba Serge King, chamán hawaino, dentro del libro "El viaje del chamán" donde escriben varios autores.

La Huna, el chamanismo hawaiano, tiene siete principios que me han parecido muy similares a algunas  de las ideas más aceptadas de la psicología moderna y a las presuposiciones de la PNL, de hecho, ya existe un libro sobre chamanismo y PNL. Yo pienso hablar de ello en alguna entrada posterior, hoy hablaré de los 4 mundos.

Serge nos propone el ejemplo de un prado, en el cual podemos "ver" los cuatro mundos y movernos de uno a otro simplemente cambiando los supuestos, ¡bueno!, y con un poquito de entrenamiento. Resumiendo:

  • Mundo objetivo.- Donde todo es independiente, existe principio y fin, causa y efecto. Aquí "vemos" a través de nuestros sentidos físicos. La brisa, las flores, el nº de árboles, su especie, ....
  • Mundo subjetivo.- Donde existe una interdependencia, todo es cíclico y el tiempo sincrónico. Aquí vemos la interconexión entre las cosas, la telepatía, auras, espíritus, etc..
  • Mundo simbólico.- Donde todo es figurado y hay un orden y un significado. Vemos la fortaleza del árbol, la caricia de los rayos del sol, etc..
  • Mundo holístico.- Donde todo es uno. Somos flores que ofrecemos el néctar a las abejas, clorofila, nutriente. Desaparece la sensación de "el/lo otro".
Y todo ello sin movernos del prado.

Esta descripción quita bastante hierro al asunto de la trascendencia, la hace más asequible. Aunque no es tan fácil cambiar de supuestos como cambiar de camisa, tampoco hace falta hacer irse más allá de donde estamos. Los cuatro mundos están aquí mismo. Ni en la sala de meditación, ni en un monasterio del Himalaya. Todo depende de cómo queramos mirar al prado, o como dirían los chamanes, miraremos el prado según nos convenga mirarlo.

Los chamanes son muy prácticos, buscan en cada mundo lo que necesitan para sanar al paciente. Digamos que saben operar en los cuatro mundos según las necesidades: masajes, cirugía  acupultura, movimientos de energía, terapias verbales, amuletos, canalizaciones, etc...

Ahora os propongo el ejercicio de ver los cuatro mundos en nuestro lugar de trabajo: oficina, taller, casa, comercio, etc.... Bueno, no seamos tan ambiciosos en este primer intento, vamos a ver tan solo los dos primeros mundos: el objetivo y el subjetivo.

El mundo objetivo está claro, el subjetivo.... ¡uhmmmmm! ... la interdependencia entre las cosas, las interrelaciones, los mensajes no verbales, las intenciones, ..... ¡Ufhhh!, tanta subjetividad tiene muchos riesgos, puede que estemos alucinando cosas sin ningún viso de "veracidad".

Seamos entonces prácticos, lo que obtenemos con toda esta subjetividad ¿nos sirve para algo?¿es eficiente?¿Nos acerca a nuestras metas?¿Nos hace más coherentes?¿?

Entonces, bienvenida sea la subjetividad.