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domingo, 7 de septiembre de 2014

La paradoja del trabajo

Otra vez he vuelto a encontrar, esta vez por casualidad, una encuesta de satisfacción en el trabajo.

Me ha ocurrido mientras leía en el libro "Fluir" de Mihaly Csikszentmihalyi, en concreto el capítulo titulado "La paradoja del trabajo".

En donde nos viene a decir que las experiencias etiquetadas como "de flujo", "experiencias óptimas" (que son más o menos equivalentes a la felicidad), se dan con más frecuencia mientras trabajamos que en tiempo de ocio. Aunque en diferente proporción, en todos los niveles dentro de la jerarquía : gerentes, administrativos, empleados de taller,...  las experiencias de flujo ocurren más frecuentemente mientras trabajamos que mientras no-trabajamos.

La paradoja viene porque la gente, a pesar de eso, dice que no quiere estar trabajando, prefiere estar haciendo otra cosa, que normalmente es no-trabajar. En general la motivación en el trabajo es baja. Y lo inverso, cuando la gente está en su tiempo de ocio, quiere seguir manteniendo esta situación a pesar de que reconoce estar menos motivada.



Según el libro, lo primero que se podría pensar es que la gente no escucha la evidencia de sus sentidos y que basa la motivación en el estereotipo cultural, que dice que el trabajo es una imposición, una limitación de su libertad. Que el trabajador moderno percibe que sus metas personales entran en conflicto con el trabajo, porque mientras trabajamos solo estamos contribuyendo a alcanzar las metas de otras personas.

Aunque la experiencia sea óptima, tendemos a descartarla porque pensamos que no contribuye a nuestras metas de largo alcance.

Es en este punto es dónde el libro hace referencia a unas encuesta realizada entre 1972-1978 entre trabajadores USA, en las que un 3% decía estar muy insatisfecho frente al 52% que decía estar muy satisfecho. (Os remito a otras entradas con datos de encuestas más recientes: una en España y otra en UK)

Lo interesante de la encuesta es que nos muestra las tres principales causas de descontento en el trabajo:
  1. La falta de variedad y desafíos
  2. Conflictos con los compañeros de trabajo
  3. Exceso de tensión/presión
El libro nos viene a decir que estas tres causas dependen más, de "cómo las ve" la persona que de lo que realmente estén ocurriendo. Que toda persona tiene la capacidad de convertir una situación "percibida como negativa" en "percibida como positiva", que depende de la actitud.

En mi opinión, este libro tiene el sesgo de estar escrito desde los USA, donde todo se evalúa desde el individuo(lismo), no aparece por ninguna parte lo social, la comunidad, o la propia empresa, que dicho sea de paso también tiene sus propias metas: misión y visión, que no tienen por qué ser las de nigún individuo en particular.

Cuando el libro habla de la "meta de largo alcance" yo iría más allá y también hablaría de valores, de confluencia de valores de la empresa y el trabajador. Cuando de "conflictos con los compañeros" mejor del vínculo social, del aprendizaje de la vida en sociedad y de la colaboración entre personas para la consecución de metas más complejas.

Sobre el exceso de tensión/presión, al igual que el libro también pienso que depende de la actitud, de cómo queremos verlo y qué queremos hacer con ello, de nuestro poder personal para lidiar con la situación. En última instancia siempre tenemos la opción de parar o bajar el ritmo para reducir la presión y llegado el caso, cuando no lo hacemos voluntariamente lo hacemos por necesidad, ya demasiado tarde.

martes, 5 de agosto de 2014

Felicidad - Fluir - Así de sencillo

Este sería ya la tercera entrada en la que de alguna forma hablo de la Felicidad (, ).

En este caso a raíz del libro que me recomendó Lis titulado "Fluir" de Mihaly Csikszentmihalyi, que como su segundo título indica "una psicología de la felicidad", habla de eso, de la felicidad=fluir.

El libro profundiza en lo que denomina "la experiencia óptima", esa sensación de fluir que según nos cuenta, experimentamos las personas en los momentos de felicidad y disfrute. Y no confundir disfrute con placer.

Se basa en las experiencias de decenas de miles de personas, que fueron muestreadas, interrumpidas de forma aleatoria, varias veces a lo largo del día durante un par de semanas, para que escribieran cómo se sentían en cada preciso momento. El estudio, se centra en las cosas que ocurren y cómo las experimentamos e interpretamos, sin preguntarse en las razones o propósitos inconscientes. 

Las "características comunes de la experiencia óptima" los "elementos del disfrute" son:
  1. Una actividad desafiante que requiere habilidades
  2. Combinar acción y conciencia
  3. Metas claras y retroalimentación (feedback)
  4. Concentración sobre la tarea actual
  5. La paradoja del control (sensación de control)
  6. La pérdida de la auto-conciencia
  7. La transformación del tiempo
O expresado de forma lineal: una sensación de que las propias habilidades son adecuadas para enfrentarse con los desafíos que se nos presentan, una actividad dirigida hacia unas metas y regulada por normas que, además, nos ofrece unas pistas claras para saber si lo estamos haciendo bien. La concentración es tan intensa que no se puede prestar atención a pensar en cosas irrelevantes respecto a la actividad que se está realizando, o para preocuparse. La conciencia de sí mismo desaparece, y el sentido del tiempo se distorsiona. Una actividad que produce tales experiencias es tan agradable que las personas desean realizarla por sí misma, y se preocupan poco por lo que van a obtener de ella, incluso aunque la actividad que realizan sea difícil o peligrosa.



Según el autor, el flujo no depende del entorno, de la circunstancia, sino más bien de cómo lo interpretamos; de nuestra actitud hacia ello (nada nuevo en este blog). Nos muestra varios ejemplos extremos donde las condiciones del entorno no facilitan el flujo pero la actitud del individuo protagonista las convierte en un reto motivador. Y en sentido contrario, expone casos de personas que teniendo aparentemente las condiciones externas a su favor, no consiguen verlas como motivadoras.

Este fluir es de proceso mas que de metas. Aunque es necesario plantearse metas claras, el disfrute ocurre en el proceso, en la actividad, no en la cima sino durante la ruta ascendente. Como cuando hablamos de la autoestima, más en el comportamiento que en los logros.

Del flujo en tiempo de trabajo hablaré en otra entrada, hoy quería significar el concepto de la felicidad-fluir que nos muestra el autor, algo asequible al alcance de todas las personas, que cualquiera puede identificar y experimentar en su vida de forma repetitiva y consciente. Está ahí, presente en nuestro día a día, en nuestro quehacer, y en el peor de los casos, esperando solo a que cambiemos nuestra actitud.

Así de sencillo.

No nos debe extrañar, como explicaba en mis anteriores entradas, que cuando se nos pregunta en las encuestas, las personas nos reconozcamos felices . Pues todos experimentamos ese flujo, ya sea subiendo montañas, operando en quirófanos, leyendo libros o conversando con la gente, que todo cuenta.

Si tuviera que hacer una crítica al libro diría que para mi gusto, se queda en "lo vertical", en el crecimiento personal, uno mismo con sus retos y su circunstancia. Aunque se intuye la trascendencia, y habla todo un capítulo del significado, de cómo los construímos, etc... lo social aparece de forma muy indirecta, y cómo podéis ver, nada de lo anterior forma parte de las características de la experiencia óptima.

Quizás no podría ser de otra manera para que el estudio fuese "serio".

domingo, 8 de junio de 2014

Enemigos - queremos ser mandados

Recuerdo al CEO (Jefazo) de una multinacional diciendo: "vuestros colaboradores están esperando a que les digáis lo que tienen que hacer".

Unas de las clasificaciones de estilos de dirección cita seis: Orientativo, Impositivo, Participativo, Coach, Afiliativo, Laissez-faire (Dejar-hacer). De la misma forma, los "no jefes" se podrían clasificar con el mismo criterio, en función de sus preferencias de jefes, según lo cómodos que se sienten con un estilo de liderazgo.

Hay personas que prefieren los estilos impositivos y no se sienten nada cómodos con los estilos participativos, no les gusta exponer su parecer y tomar decisiones.

De esto quiero hablar hoy cuando me refiero al enemigo - queremos ser mandados -. Algunas personas realmente lo prefieren, es más, yo diría que en todo equipo siempre habrá alguna persona de este estilo.

Y cuando digo "queremos ser mandados" me refiero a recibir instrucciones literales de lo que hay que hacer, que nos "dicten la carta" que tenemos que escribir, y que nos corrijan a continuación cualquier posible mala interpretación.

Es muy cómodo, la responsabilidad desaparece y con ella el riesgo al error y la culpa.

¿Huimos de la responsabilidad o es que implicarnos y aportar ideas lo consideramos una batalla perdida? ¿Es que acaso nos hemos topado con la pared tantas veces, que por nuestra propia salud hemos decidido "seguir el dictado"? No hay energía suficiente en el mundo para mover una pirámide bien asentada.

A primera vista puede parecer una opción válida, al menos saludable, la única posible cuando las otras han fallado.



Permitidme ahora analizarlo desde el punto de vista de la realización personal y los tres ingredientes a los que hago referencia en este blog: la obra tangible, el vínculo social y los valores.

Desde el punto de vista de la obra, la diferencia está en el alcance y en la propia tangibilidad de la obra, y me explico. Volviendo al símil anterior, no es lo mismo si te dictan que si te piden la carta ya escrita. Es más cómodo si te la dictan, pero en ese caso la obra del trabajo queda reducida a la forma, las faltas de ortografía, la rápidez de escritura, etc... En el segundo caso también está el fondo, la estructura, el vocabulario, etc... La obra es más amplia en forma y contenido, es la carta en si misma. En el primer caso no es tangible, en el segundo es sensorial.

Desde el punto de vista del vínculo social: confianza, pertenencia, compromiso; se nos cae todo. La confianza no existe cuando te dictan, el que te dicten es una demostración de desconfianza. El sentimiento de pertenencia queda lejos si lo que estás haciendo no va contigo, la carta es "del otro". Consecuentemente tampoco el compromiso con el resultado del trabajo.

Desde el punto de vista de los valores, criterios y virtudes, va a depender de los valores de la empresa y de los tuyos. ¿quien sabe? puede que haya incluso confluencia, llevado al extremo, sádicos y masoquistas bajo un mismo tejado.

No importa donde te encuentres, si te dictan la carta, estás cediendo a otros tu realización personal.

¿Y qué puedes hacer si no te dejan escribirla?

¿quieres escribir la carta tu solo? ¿en qué momento de darás cuenta de que escribir la carta es el camino y es tu opción? 

Responder a estas preguntas es el primer paso y el más importante. De una forma o de otra ya encontrarás el cómo.

martes, 6 de mayo de 2014

Humillaciones

No es un autor al que conozca mucho, Juan Manuel de Prada, de momento lo he leído en el dominical del periódico. Curiosamente y salvando las distancias, suele compartir en su columna algunos de los temas de los que yo hablo en este blog: sociedad, valores, mercados, etc...  desde un punto de vista moral, en su caso muy próximo al cristiano.

En su artículo/columna que titula Humillaciones habla de las relaciones con los jefes y el principio de autoridad, algo similar a lo que denomino poder personal. Según él, este principio ha sido contaminado por el de igualdad, con el resultado de que las personas no somos capaces de percibir el mérito ajeno y nos vemos limitados para reconocer la valía del prójimo. Aquí os dejo el enlace al artículo.

Pero esto no es lo más interesante sino el ejemplo que con propósito consolador nos expone. En concreto el de San Juan de la Cruz y las humillaciones que sufrió durante las persecuciones de la reforma del Carmelo. Preso en una celda inmunda acusado de rebeldía, privado de alimentos y maltratado durante ocho meses, mientras sus carceleros esperaban que se retractara.

Nos dice de Prada que San Juan de la Cruz compuso en esa celda el Cántico espiritual, ... la más divina obra humana que vieron los siglos. Para concluir que las humillaciones no pueden matar nuestro espíritu, que allá donde abundan las humillaciones nuestro espíritu se hace más fuerte, ardiente e intrépido. En definitiva, que lo que no te mata te hace más fuerte.

Esta afirmación viene a estar en línea con la prueba a la que se sometió Castaneda y que describí en la anterior entrada.



Al leer el artículo, parece que la solución se busca en un nivel diferente al que se plantea el problema, el jefe <-> nuestro espítitu. Me vienen a la cabeza virtudes como la aceptación y esperanza, que también recomiendo cultivar además de otras, más interesantes a mi entender, como la responsabilidad, autonomía y excelencia, que nos animarán a seguir adelante y buscar una solución al jefe.

Y como no podemos cambiarlo, al jefe me refiero, tendremos que cambiar nosotros y nuestra estrategia. Más que cambiar, mejorarnos, un update que diría Maslow.

San Juan de la Cruz acabó escapando de su cautiverio, por lo que podemos decir que algo haría además de escribir el Cántico espiritual. A Dios rogando y con el mazo dando.

viernes, 21 de marzo de 2014

La propia importancia

Hoy quería reflexionar sobre algo que leí hace tiempo sobre la importancia personal. No me ha sido fácil volver a encontrar el pasaje en cuestión pero, el que la sigue la consigue y aquí está para compartirlo.

Es sobre Castaneda, no algo escrito por él mismo, sino algo que contaban sobre su vida.

Hace referencia a la aplicación práctica de uno de los principios que nos menciona en sus libros, el de acabar con el sentimiento de importancia personal. Que viene a ser algo así como el de relativizar la imagen de uno ante los demás y ante si mismo hasta desposeerla de valor.

El texto lo he sacado del libro Las enseñanzas de Don Juan Matús de Vladimir Antonov, que es un autor sobre temas espirituales con un marcado sesgo hinduísta (para mi gusto).

Os dejo con el texto:

He aquí un hecho interesante e instructivo de la biografía de Castaneda. A pesar de que él, después de publicar sus libros, se convirtió en un millonario y podía llevar una vida libre de las limitaciones materiales, él y su compañera íntima, la Gorda, al terminar su aprendizaje en la Escuela de Don Juan, se emplearon, bajo nombres falsos, como sirvientes en la casa de un rico y sufrieron humillaciones, desde la rudeza hasta la alevosía de otros sirvientes.

Castaneda y la Gorda lo hicieron para destruir completamente en ellos «el sentimiento de la propia importancia», para borrar su «historia personal» y para adquirir la humildad. Pues, como lo puso Castaneda, todo lo que pasa con un guerrero en el mundo físico no importa; la única cosa que importa es su estado de la conciencia.




¿No sé que os ha parecido? A mi me llamó la atención por lo extremo. Como ejercicio es todo un reto. Desde luego está bastante alejado de los parámetros de nuestra cultura del éxito. Estamos más acostumbrados a ver a los líderes "new age" ejerciendo de eso, de líderes de grupos más o menos grandes, más o menos organizadas, que de sirvientes anónimos de los ricos.

Pero en todo esto había algo que no me encajaba. Si el ejercicio era liberarse del sentimiento de importancia personal ¿cómo es que nos hemos enterado?¿cómo es que este hecho es conocido? al final si todo el mundo lo sabe, solo puede servir para aumentar el sentimiento de importancia personal.

Con toda esta incertidumbre me puse a leer un poco más sobre Castaneda y de lo poco que hay: una entrevista muy interesante, los datos sobre su fallecimiento y un montón de referencias indirectas, saqué mis propias conclusiones.

Parece ser que este señor vivió una vida relativamente anónima y acomodada. Si es que alguna vez sirvió a un rico sufriendo humillaciones y alevosía de otros sirvientes fue tan solo como un ejercicio y no como una opción vital. Lo cual tampoco está nada mal.

Dejando al margen la veracidad de lo que nos cuenta Antonov y aun suponiendo que nunca ocurriera, la experiencia que nos cuenta que tuvieron Castaneda y su compañera, es congruente con el principio de acabar con la importancia personal. A mí el planteamiento me ha parecido inspirador. Como dije arriba, es todo un reto salirse de los patrones de evaluación de nuestra sociedad. Asumir un segundo plano y reconocer en ello un indicador de nuestro poder personal, es algo fuera de habitual, que no se lo plantea casi nadie.

Aunque se relaciona con la realización personal, el pragmatismo que nos propone Castaneda no busca el cambio de la sociedad, busca vivir la vida de forma intensa, ejecutando cada acto como si fuera el último que hiciéramos en la vida. La mayoría de las enseñanzas de Don Juan (Castaneda) son recetas para el crecimiento vertical.

Lo social, tiene poco espacio en la obra de Castaneda, tan solo nos ofrece el "desatino controlado". Pero de esto ya hablaremos en otra entrada.