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sábado, 21 de julio de 2012

Valores trabajo (3) Trabajo y lucro

Siguiendo con el libro de Dominique Méda citado en esta entrada y antes de que entremos de lleno con la invención del trabajo en su concepto actual, hablaré del cristianismo (siempre según esta autora). El cristianismo hizo aparición en los últimos tiempos del imperio romano, y fue omnipresente durante toda la edad media.

Como comentamos anteriormente, el trabajo para el cristianismo era un castigo, una obligación que nos servía para acercarnos a Dios. Algunas citas: "el que no quiera trabajar que no coma", "ganarás el pan con el sudor de tu frente", etc... nos dan una idea del valor del trabajo.

A lo largo de la edad media y con un debate teológico de fondo: ¿se debía considerar como trabajo la creación del mundo realizada por Dios descrita en el Génesis?, se fue dotando de valor al trabajo. De forma que los monjes empezaron a realizar ciertas tareas en los monasterios para prevenir la ociosidad.

Existía una clasificación de los trabajos. Los trabajos productivos, realizados por agricultores y artesanos, estaban mejor considerados que los trabajos en los que existía el riesgo de caer en los 7 pecados capitales (trabajos prohibidos) y mucho mejor vistos que los trabajos en los que había lucro.

La consideración de trabajos productivos fue ampliándose a aquellos que servían para el bien común, tales como tejedor, sastre, etc... Los precios por estos servicios eran fijados por la comunidad.

También fue evolucionando la consideración de los trabajos donde había lucro. En los primeros tiempos fueron condenados porque se consideraba que malgastaban el tiempo que debía dedicarse a Dios. Posteriormente, cuando se incorporó el concepto de bien común, se empezó a aceptar el comercio, siempre y cuando fuera beneficioso para la comunidad. El beneficio individual estaba condenado. Y la evolución ha seguido hasta nuestros días,..., donde ¡qué os voy a contar que no sepáis!

Ahora me ha venido a la cabeza la escena de la película Jesucristo Superstar (siento no tener una referencia mas ortodoxa) en donde se liaba a destrozar los puestos que los mercaderes habían montado en el templo. ¡Si levantara la cabeza! en estos tiempos aciagos algunos mercaderes no comercian con bienes sino con intangibles, con dinero e incluso con promesas de dinero.¡Así nos luce el pelo!¡No estaban tan desencaminados en el medievo!

Os dejo con la escena de esta fabulosa película.