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domingo, 9 de diciembre de 2012

Cómo mover una organización (2) La soledad del manager - El círculo virtuoso

La soledad del manager es el título de una novela de Manuel Vazquez Montalbán, que no se porqué razón me ha venido ahora a la cabeza. Es la número 3 de la serie de Carvalho y no tiene mucho que ver con lo que habitualmente hablo por aquí, pero este titulo siempre me ha atraído.

La soledad del manager o la soledad del poder, que supongo que existe en todos los niveles jerárquicos, es la que debe hacer frente toda persona con responsabilidad de mando sobre otras personas. Al decir todas me refiero a las que quieren hacerlo bien, a las que se preocupan por hacerlo bien, y doy por supuesto que son la gran mayoría.


Además de la dificultad que entraña la toma de decisiones, en una cultura como la nuestra donde la distancia al poder es grande (aquí hablé de ello). Cuando una persona es promocionada y accede a un puesto de responsabilidad, se crea una brecha, una distancia humana que hace que donde antes había calor, ahora haya un poco más de frío. De la noche a la mañana, a la persona se le cuelgan una serie de cualidades asociadas a la etiqueta de JEFE. No es que pierda el saludo, es algo más sutil, es como si pasara a pertenecer a otro grupo de interés, como si sus aspiraciones fueran diferentes a las del día anterior. Ponemos un filtro a la persona, ya no lo vemos solo a él sino que pasamos a ver "el cargo". Parece que en otras culturas es diferente y el poder ni engrandece ni envilece al que lo ostenta, pero como decía antes, en nuestra cultura sí que lo es.

Evidentemente lo que se gana debe ser más de lo que se pierde, al menos en teoría, porque conozco a pocas personas que rechacen una promoción. Normalmente se pasa a ganar más dinero, se accede a más información y se tiene más capacidad de decisión. La contrapartida la encontramos, como decía, en el complicado apartado de las relaciones humanas.

La tendencia creciente en el mundo empresarial, es la de implantar modelos donde se reduzca esta brecha. Las organizaciones son cada vez más horizontales, sin tantos niveles y a veces con responsabilidades rotatorias. Cada vez las organizaciones son más pequeñas y en lugar de estructuras hay redes. Cada vez hay más trabajadores autónomos y en lugar de vender nuestro tiempo vendemos nuestra obra. Todo lo anterior: redes, obra,... , al menos en teoría, nos aproxima al trabajo autorrealización.

El poder personal sigue siendo la mejor herramienta, es infalible y de futuro. Actuar según los valores y principios de forma impecable, es el camino. Pero no olvidemos que esta es una herramienta para actuar, es emisiva. Con ella hemos cubierto solo una mitad del círculo.

Además hay que desarrollar otra complementaria, la escucha, la receptividad. Afinar los sentidos físicos y sutiles para captar el mayor número posible de información proveniente de nuestro entorno y de nosotros mismos.

Emisividad(acción) y receptividad(escucha) completan el círculo de la comunicación, el círculo virtuoso.

La soledad del manager deja de serlo cuando se cierra el círculo de la comunicación.