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martes, 25 de septiembre de 2012

La biología nos la juega

Hay una frase que me encanta que dice algo así como: todo lo que me gusta es inmoral, ilegal o engorda.

Me hace pensar sobre nuestra "humanidad" o lo que es lo mismo pero al revés, sobre nuestra "animalidad", sobre toda la biología que se oculta detrás de nuestro comportamiento, sobre esos factores hereditario-genético-animales que están presentes en el cerebro límbico.

La criminología en sus comienzos buscaba factores biológicos y genéticos como causantes de los comportamientos criminales. Este enfoque fué evolucionando, desde la genética a la psicología-psiquiatría, luego a la sociología, hasta llegar en la actualidad a una combinación de las anteriores. En el fondo, lo que se pretende es encontrar una relación causa-efecto entre el comportamiento criminal y algún factor "medible" o detectable del individuo.

Respiro tranquilo cuando compruebo, que todos los intentos que ha habido para establecer una relación directa entre la biología, la genética y el comportamiento humano han sido infructuosos. Los factores genéticos son condicionantes pero no determinantes. Hay otros aspectos como el social y la propia experiencia personal que tienen más influencia.

En la naturaleza no se dan comportamientos tales como: cuidar de los discapacitados, enterrar a los muertos, cocinar los alimentos, etc... Este tipo de comportamientos son humanos, son comportamientos sociales. En casos extremos donde estuviera en juego nuestra propia subsistencia, probablemente nos saltaríamos algunos de estos condicionantes y seríamos más "naturales", pero ahí está lo social para evitar las situaciones extremas.


Algo parecido ocurre con la comida, nuestra biología acepta sin problemas todo lo que le echemos dentro. Nuestro cuerpo está preparado para la escasez, no para la abundancia, hace muy buen uso de todo lo que le llega. Así nos encontramos en una tira y afloja entre nuestra naturaleza acumuladora y nuestra humanidad social, que nos invita a evitar el almacenar en exceso, además de a estar guapos.

Lo mismo sucede con el dinero, y gran parte de lo que podemos conseguir con él, nuestra "animalidad" nos invita a acumular, por si acaso, por si llega una situación extrema. Sin embargo nuestra humanidad, nuestro ser social, nos dice que lo tenemos que compartir ¿verdad?. Vivimos en sociedad, ya estamos "desanimalizados", compartir es lo natural ¿para qué acumular si lo social lo hace innecesario?

Los factores genéticos son condicionantes pero no determinantes.




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