En muchas ocasiones nos encontramos ante la disyuntiva de marcharnos del lugar en el que estamos. Es muy habitual en el mundo laboral, donde por diversas razones nos hacemos este planteamiento a lo largo de nuestra vida profesional.
He escuchado teorías sobre la conveniencia de cambiar de empresa o de actividad cada pocos años. No voy a hablar sobre las virtudes de marcharse para evitar el estancamiento, para aprender o por cualquier otra razón. Tampoco voy a hablar sobre la opción de quedarse por necesidad, la cual no comparto y que para mí solo es justificable en el corto plazo. Voy a referirme a la otra opción, la de quedarse porque si.
Willigis es un monje benedictino alemán que imparte cursos de contemplación cristiana y meditación zen en la abadía Münsterschwarzach. Si si, meditación zen. Este señor es maestro zen de la escuela Sanbo-Kyodan. Se formó con Yamada Roshi en Japón y por lo que acabo de leer, hace unos pocos años le han confirmado como 86º sucesor de Shakyamuni Buda.
Por lo que el mismo cuenta, durante la infancia tuvo una experiencia espiritual que le hizo descubrir su vocación religiosa. Siendo monje benedictino y dentro de la abadía, investigó por su cuenta a los místicos cristianos y practicó la contemplación con los conocimientos a su alcance. Estos experimentos autodidactas no cubrieron sus expectativas y siguió buscando hasta que descubrió el zen. En esta disciplina, como ya he referido, ha devenido maestro.
Willigis defiende a la mística como punto de encuentro de todos los caminos espirituales. Utiliza la metáfora de la montaña a cuya cima se puede acceder por diferentes caminos, la cumbre de la montaña es la experiencia mística de unión con Dios, el principio creador, y los diferentes caminos son las tradiciones espirituales.
En el libro es tremendamente crítico con la teología cristiana, el "establishment", debido al inmovilismo y dogmatismo que le caracteriza desde hace muchos años (siglos).
Viendo el panorama actual y las líneas defendidas por su paisano Ratzinger, también alemán y de prácticamente la misma edad, me sorprende que no le hayan expulsado de la empresa. Digo esto porque su visión de la espiritualidad, según mi conocimiento, está mil veces más cerca de la visión oriental que de la cristiana, por lo menos de la visión cristiana que yo he conocido y me enseñaron de pequeño. Por contra, Willigis dice que la visión espiritual oriental y la de la mística cristiana son exactamente las mismas.
Me sorprende, decía, que no le hayan echado, pero me sorprende aun más que no se haya ido, que siga dentro de la iglesia católica. Tal como yo lo veo, lo que él buscaba lo encontró fuera, en el zen.
Por alguna razón ha decidido quedarse dentro. Desconozco sus motivos, sus paraqués, pero puedo deducir que los tiene y que van mas allá de su interés personal.
Tengo cierto interés por la gente que decide quedarse y seguir a partir del punto en el que se encuentra. Y lo tengo porque pienso que eso demuestra una fortaleza interior, necesaria para no dejarse arrastrar por el ambiente y los avatares externos. Fortaleza permeable flexible integral, por poner unos pocos adjetivos. Yo lo expresaría como: Puede que no me guste lo que veo o vivo, pero considero que estoy en el mejor lugar en el que podría estar en este momento, o dicho de otra manera, cualquier otro lugar es igual de bueno/malo al que me encuentro ahora.
Integrar y trascender