Todavía con un moratón en el
dedo gordo por darle demasiado fuerte y demasiado tiempo al djembé, voy a hablar de una noche especial, la del solsticio de verano, la noche de San Juan, la de las hogueras.
Parece ser que uno de los propósitos
del ritual de las hogueras es el de purificación a través del fuego, quemar
todo aquello de lo que nos queremos desprender, tanto a nivel material como emocional. Se pueden quemar rastrojos, muebles viejos, los apuntes del colegio,
los hábitos que queremos abandonar e incluso alguna relación, ¡esta última simbólicamente
claro!
Siendo como somos las personas, hábiles en
buscar significados, hemos seleccionado un momento del movimiento de la tierra alrededor del sol, y le hemos dotado de contenido.
Solsticio |
El solsticio de verano es un punto
singular dentro de un ciclo, es la noche más corta del año, y por ello el
inicio de un cambio: de días crecientes a días decrecientes. Se puede
decir que el simbolismo asociado al cambio y el asociado a la purificación, se reúnen en un mismo día, en un instante.
Los símbolos, los rituales
pueden ser muy útiles, ya que sirven de refuerzo de nuestras intenciones. Con ellos conseguimos pasar los objetos intangibles del plano mental al plano físico, escenificamos la materialización de
algo inmaterial. También pueden servirnos como rúbrica de un proceso en curso de realización. Recuerdo que Willigis comentaba en su libro "la ola es el mar", que solía utilizar rituales como cierre de procesos, en concreto se refería a parejas que finalizaban su relación después de años de convivencia.
Todo lo anterior para hablar del caso de mi amigo Iñaki, que el día del solsticio me dio la noticia de que iba a dejar su trabajo, estable y bien remunerado por cierto, y dedicarse a dar clases de yoga. Había decidido cambiar seguridad por una mayor satisfacción personal. Me comentó: "leí tu entrada sobre quedarse y yo había decidido irme". Pero es que no hay una receta fija: quedarse o irse, sino que lo importante es vivir plenamente el proceso que lleva a la decisión. Yo también tengo simpatía por la gente que decide irse en busca de su realización personal y más cuando para ello ha decidido "bajarse del tren" y jugársela.
La noche del solsticio la pasé bajo un cielo estrellado, alrededor de una hoguera y lo que es más importante, en muy muy buena compañía.
... Zapoak eta sugeak erre...
Todo lo anterior para hablar del caso de mi amigo Iñaki, que el día del solsticio me dio la noticia de que iba a dejar su trabajo, estable y bien remunerado por cierto, y dedicarse a dar clases de yoga. Había decidido cambiar seguridad por una mayor satisfacción personal. Me comentó: "leí tu entrada sobre quedarse y yo había decidido irme". Pero es que no hay una receta fija: quedarse o irse, sino que lo importante es vivir plenamente el proceso que lleva a la decisión. Yo también tengo simpatía por la gente que decide irse en busca de su realización personal y más cuando para ello ha decidido "bajarse del tren" y jugársela.
La noche del solsticio la pasé bajo un cielo estrellado, alrededor de una hoguera y lo que es más importante, en muy muy buena compañía.
... Zapoak eta sugeak erre...