El miércoles pasado,
después de la muy interesante visita a IRIZAR, estaba junto con mis compañeros comiendo plácidamente y compartiendo impresiones sobre la misma.
Al final de la comida, entre segundo plato y postre como marca el protocolo para los asuntos importantes, comenzamos a
hablar de la crisis. Sobre la salida de la misma, que nadie era capaz de visualizar y sobre
su evolución, de la que sí nos atrevimos a
opinar.
La discusión, como no podía
ser de otra manera, fue muy interesante por la diversidad de perspectivas. Las
opiniones iban desde las teorías de la mano negra de los amos del mundo, doctrina del shock, pasando por la
diáspora europea y la pérdida (absoluta) de protagonismo del viejo continente, hasta las teoría de que cualquier cosa que dijéramos era puro malabarismo
intelectual.
Después de separarnos, estaba
dándole vueltas al tema y me propuse el ejercicio de visualizar cuál sería para
mí un escenario deseable a medio-largo plazo, mi VISIÓN de la sociedad. Yo soy
de los que piensa que la solución pasa por sacar los pies del tiesto y diseñar una sociedad con otros valores; pasar de la economía de la escasez a la economía de la abundancia, innovar en
el modelo de la propia sociedad. Pero de repente me vino un flash, qué tentador sería pensar que la situación ideal
era la que vivíamos hace 5 años.
Me resistí a esta posibilidad
pero no podía menos que reconocer su poderoso atractivo. En el momento álgido
del ciclo, cuando había dinero en abundancia para todos, ¡se vivía de maravilla!.
Vacaciones, apartamentos en la costa, coches de lujo, grandes viajes, etc… etc…
El único problema que había, que ahora hemos descubierto, es que
el dinero y la abundancia eran tan solo una ilusión temporal. Que la abundancia iba de la mano de la escasez.
Ahora disponemos de análisis sesudos que nos explican las causas que dieron origen a la crisis, sabemos las cosas que hicimos mal y que no debiéramos nunca repetir. Incluso cada uno de nosotros podemos tener nuestra propia receta para que esto no vuelva a ocurrir; pero ... este no es el tema, porque algo algo ya sabíamos o nos podíamos imaginar. Se ha vuelto a demostrar que somos humanos y cuando no queremos, no nos hacemos preguntas, somos muy capaces de autoengañarnos y de callar al pepito grillo que hace TOC TOC en nuestra cabeza.
Ahora disponemos de análisis sesudos que nos explican las causas que dieron origen a la crisis, sabemos las cosas que hicimos mal y que no debiéramos nunca repetir. Incluso cada uno de nosotros podemos tener nuestra propia receta para que esto no vuelva a ocurrir; pero ... este no es el tema, porque algo algo ya sabíamos o nos podíamos imaginar. Se ha vuelto a demostrar que somos humanos y cuando no queremos, no nos hacemos preguntas, somos muy capaces de autoengañarnos y de callar al pepito grillo que hace TOC TOC en nuestra cabeza.
Me ha venido a la memoria la
escena de la primera película de MATRIX en la que el agente Smith compraba a Cypher. A cambio de su colaboración y de traicionar a sus compañeros,
le ofrecía abandonar la penosa vida del mundo real lleno de privaciones y
estrecheces, y pasar a vivir una vida confortable y segura en el sueño
colectivo llamado MATRIX.
Cyher aceptaba gustoso
mientras comía un tierno y sabroso solomillo y se repetía “ignorance is bliss”,
algo así como la ignorancia es una
bendición.