Juan José Goñi en un seminario sobre innovación nos contó lo de la regla 50-50-50, 40-40-40 y 30-30-30, y me explico:
- Nuestros abuelos trabajaban 50 horas por semana, 50 semanas al año, 50 años de vida laboral.
- Nosotros trabajamos 40 horas por semana, 40 semanas al año, 40 años de vida laboral.
- Nuestros nietos trabajarán 30 horas por semana, 30 semanas al año, 30 años de vida laboral.
Dados los niveles de automatización y productividad de los que disfrutamos, parece lógico pensar que cada vez será necesario trabajar menos. La tecnología apunta en el sentido de reducir la participación de personas en las tareas meramente productivas y de transformación.
En teoría, cada vez tendríamos que trabajar menos para disfrutar de lo mismo. Y si cada vez hay que trabajar menos, ¿cómo repartimos el trabajo?
Una de las cosas que me llamó la atención en el viaje a Japón, fué el elevado número de personas que había en algunos puestos de trabajo. Había lugares en dónde eramos atendidos por varias personas, que se repartían la tarea de forma secuencial, cuando para hacer lo mismo, aquí en Europa, se ocuparía una sola persona o una máquina. Y pongo un ejemplo; fuimos a un banco a cambiar dinero y sin contar con el portero, la operación de darnos el cambio implicó a 3 personas diferentes, habían dividido la tarea y cada una se ocupaba de su parte. Como decía antes, aquí en Europa se ocuparía una sola persona o una máquina.
En otra ocasión que compramos unos pastelitos en unos grandes almacenes; nos los prepararon y envolvieron, nos cobraron y salieron del mostrador para entregarnoslos con una reverencia. En el puesto había tres personas que casi no cabían dentro.
También se podía observar por todas partes la gran cantidad de personas que se ocupan de la limpieza y de regular el flujo humano en estaciones, calles, museos, etc... Aquí hemos delegado esas tareas a unas pocas personas y sistemas automáticos.
Japón es el país con el desempleo más bajo del mundo, en mayo del 2015 era del 3,3%. Es una potencia con una economía de mercado, la tercera tras USA y China, que compite en el mundo globalizado.
No tengo datos para afirmarlo pero la primera impresión es que el enfoque a las cuestiones del empleo y la competitividad no se rigen por los mismo criterios que por aquí. Parece que las políticas tienen en cuenta al conjunto de la colectividad, que son políticas de mentalidad colectivista.
Ya hace años nos contaban que las empresas japonesas no despedían, aunque ahora parecen hacerlo, sigue habiendo diferencias en las que inspirarse.