A cuenta del cierre de Fagor Electrodomésticos, matriz y buque insignia del cooperativismo de Mondragón durante muchos años; me cuentan que los trabajadores se habían acomodado, que se habían convertido en funcionarios, que pensaban que la gran empresa, como si de un estado se tratase, nunca caería. Y así fue durante muchos años, cuando los mecanismos de defensa del Grupo Mondragon soportaron los embates de las diferentes crisis.
Me dicen que, aunque la situación era mala hace tiempo, los trabajadores, algunos de ellos, se negaban a ser reubicados en empresas con trabajos más "incómodos", que aumentó el absentismo y las bajas en época de caza, que se resistían a bajarse el salario, etc...
No sé cuanto hay de verdad en lo que acabo de decir, pero me da pie a reflexionar sobre las razones que hacen que cambiemos la realización personal por la comodidad. Que dejemos atrás la solidaridad y el compromiso con el proyecto colectivo por el beneficio individual.
¿Es posible que un trabajo que reúna los ingredientes de la realización personal, el día menos pensado, deje de motivarnos?
Con esta entrada quiero iniciar una serie de reflexiones sobre los factores, a los que he llamado los enemigos, que producen cambios en las personas,
¿Por qué somos más solidarios cuando menos tenemos y cuando tenemos mucho, a lo sumo caritativos?
¿Qué es lo que hace, que lo bueno en época de crisis no lo sea en época de bonanza?
También está el acomodo, el enemigo silencioso en cuyos brazos todos podemos caer, perdón, en el que todos acabamos cayendo.
De todo esto y de algunas cosas más, hablaré en las siguientes entradas bajo la etiqueta "enemigos".
Se admiten sugerencias.