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jueves, 16 de agosto de 2012

El mercado virtuoso

He terminado de leer "en diagonal" el tercer tomo "FILOSOFÍA", de "METAMANAGEMENT, La nueva con-ciencia de los negocios" de Fredy Kofman. Es una obra mayúscula, nunca hasta ahora había visto reunidos de forma tan clara y bien estructurada, las herramientas de la psicología occidental en un marco de valores y espiritualidad, todo ello aplicado al management. Después de leerla me he quedado con la sensación de que no hay mucho más que decir.

Pero algo sí que quiero decir, en concreto de la parte final del tomo titulado "volviendo al mercado", en donde el autor, utilizando la metáfora zen de los diez pasos de la doma del buey, habla del "después de la iluminación", del regreso a casa con las manos abiertas y en disposición de servir a los demás. Esta vuelta al mercado, es exactamente lo que yo suelo referir como crecimiento horizontal, la parte consiguiente al crecimiento vertical, donde independientemente del grado de evolución, se tienen que plasmar y probar los avances conseguidos en el crecimiento personal, el grado de paz interior adquirido en el camino hacia la iluminación, transmitido al entorno.

Para el autor, en el mercado, la búsqueda del enriquecimiento personal se traduce en servicio a los demás. El que se enriquece legítimamente es el que provee de bienes y servicios apreciados por los demás: El intercambio voluntario de bienes y servicios es un mecanismo que retribuye a quienes están dispuestos a ayudar al prójimo, ....., el mercado es un ámbito de libertad en el que los seres humanos pueden colaborar con espíritu de asistencia y mutualidad. Nos dice que para Adam Smith, el interés propio se convierte en un factor primario, pero que nunca llega a opacar totalmente a la benevolencia como elemento necesario para alcanzar la "opulencia universal".

Las acciones de ciertas personas o corporaciones en las que, de forma delictiva, se atenta contra el medio ambiente, se saltan las reglas del juego o se abusa de posiciones de poder, son eso, acciones delictivas realizadas por criminales y delincuentes. El mercado con reglas es ético. No se debe juzgar al sistema por las acciones realizadas por elementos aislados.

El ego busca satisfacer el interés propio satisfaciendo los intereses de los demás, el sistema de mercado encauza esa energía "egoísta" hacia la asistencia a los demás. El ego es la función ejecutiva de la conciencia y debe someterse al alma y esta al espíritu. El problema surge cuando el ego funciona de forma independiente del espíritu, siendo tan torpe como es, no puede ni vislumbrar la posibilidad de trascender y por ello necesita la guía del espíritu.

Optimista como soy, no puedo dejar de alegrarme de que los haya más que yo. Tengo que reconocer, a mi pesar, que en esta ocasión no alcanzo a ver esta fuerza encauzadora espontánea que convierte las acciones del ego en bondad. ¿Cual es el fin, la opulencia universal? ¿O el objetivo es el beneficio individual y la opulencia aparece como el resultado colateral? eso suponiendo que todo el mundo respete "las reglas" (y las leyes).

Dime lo que mides y te diré lo que consigues. Mientras se mida el beneficio, el producto interior bruto y los resultados económicos en lugar de la opulencia universal y el bien común, me parece que el espíritu de asistencia y mutualidad es solo un buen deseo y el mercado encauzará la energía egoísta egoistamente. Solo nos queda el espíritu como guía, y esa es la gran tarea.

Yo me quedo con la frase de Ghandi: No hay caminos para la paz, la paz es el camino, que aplicándola al caso sería algo así como: No hay atajos para la opulencia universal, la benevolencia es el camino.